En tu escueta figura
brilla, y en sordo ruido
de tus formas al andar, mi locura,
un rumor de pasos que son sonido
un rumor de violines
y claras gaitas celtas.
Qué pacíficas, disonantes sones
cuando tus altas botas
pisan con leve fuerza
sobre mi pobre corazón pausado.
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