lunes, 1 de agosto de 2011

Amargo final

Un amago de despertar que
se queda en nada. El ocaso
del día concluye
con leve paso.

Los amargos finales
colman de triunfo la historia.
No quiero un acabar,
ni alcanzar la gloria.

Acabado, concluído, levitado,
solo con hablar en todo.
Y pensar que fue ayer
cuando me levanté en el lodo...

Poema odiado

Un poema que nunca quise escribir,
una carta que no pensaba idear,
una cara que preferí no mirar,
idealizando conceptos y formas.

Pues la búsqueda de un ideal
solo lleva a la arrogancia,
a elevar la balanza de la
forma más oscura de vivir.

Cuando agrias ideas idean
viles curas y danzas,
es mejor ser cauto y salir
que un final feliz.

La bruma del mar

Aún siento el ondear
del mar en mi cuerpo.
Y la rima de un verso libre
me vuelve hombre.

Ya no existe el andar,
ni lo que es cierto.
Piensa que cuando silves
no habrá nadie para oirte.

Este barco no ha de fondear
en este río de unos y ceros.
Ni siquiera debería decir que
tengo algo que pedirte.

Si se acaba el verbo crear,
cubriendo de espuma el verso,
pensaré en qué sientes
y si valió la pena amarte.

La danza de la xana

Las flores del atardecer rosado
que en dormida noche caen,
surgen entre el atónito resuello...
De oscuras formas salen
bajo una luz que aclara
azules mariposas que en el aire
vuelan, cantan y danzan.

Rosas negras que en alto y
liso talle esculpen formas de mujer.
Acariciando el aire,
en suave sueño duermen
cantando a la luna. Las xanas blancas,
silvanas, que no vuelven,
no se van para siempre.

Por el bosque encantado
La dulce xana vuela
observando curiosa sus colores
sonidos y olores, se da la vuelta
mientras sueña que se va,
en una rápida y decisa fuga,
hacia un lugar soñado.


Para una Xana.